No nos lo podemos creer… nos levantamos con un sol espléndido de nuevo y sin nada de viento… esto es algo que debe constar en los anales de la historia de Byers… Así que Miguel Ángel se ha levantado un poco antes que los demás y ha preparado el desayuno, que aprovechando que es domingo y hace bueno, ha sido de lo más variado, empezando por un buen chocolate con picatostes… sin duda una sorpresa para el resto. A media mañana han bajado a playa varios de los integrantes del equipo del Instituto Hidrográfico de la Armada junto con personal del BIO Hespérides para hacer la topografía de la zona de la playa Sur de Byers, y nos han regalado un parche del instituto. La verdad es que estamos encantados con todo el mundo por lo amables que están siendo con nosotros, porque también nos han traído un poco de pan, que ya estaba escaseando en el campamento… Junto a ellos ha desembarcado Dulce que ayer se ofreció a ayudarnos a intentar rescatar los discos duros “ahogados”… aunque no ha habido suerte… de todas formas se los ha subido al barco a ver si allí puede hacer algo con ellos.
Por lo demás, un día de “sol y moscas” dedicado a preparar los sensores que pondremos mañana en el sitio CALM, y que completa los experimentos que hemos realizados este año y que nos darán una información más detallada de cómo se congela y se descongela el suelo en nuestro sitio de estudio. Hemos aprovechado para sacar una mesa para trabajar un poco al sol, que después de comer ha dejado una temperatura de 24 grados dentro del iglú… algo, como decimos, para los anales de Byers.
Miguel Ángel e Hilo trabajando al sol aprovechando el buen tiempo.
Mañana nos espera otro día de duro trabajo junto al lago Limnopolar, así que nos acostamos pronto… pero no podía acabar el día sin un magnífico atardecer con el mar azul con algunos icebergs, el BIO Hespérides fondeado con todas sus luces de cubierta, y las Friesland bañadas por las últimas luces del día.
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