lunes, 31 de diciembre de 2012

Acabando el año en Crater Lake


BAE Gabriel de Castilla, Isla Decepción 31 de Diciembre de 2012

Desde la última vez que escribimos, hemos estado trabajando básicamente en poner a punto la cadena termométrica y su instalación. El día 29, pese a que no lo teníamos previsto en un principio, subimos a Crater Lake para recoger los sensores que nos faltaban y comprobar cómo estaba el sondeo y la instalación electrónica. Esa misma tarde nos dedicamos a preparar una serie de mini-nivómetros que instalaremos a lo largo de esta campaña. Estos nivómetros son básicamente iguales que sus hermanos mayores, pero bastante más bajos, aunque con una mayor resolución en las medidas. Esto es, con el mismo número de sensores, podremos medir a qué altura ha llegado la nieve con mayor precisión, pero solo hasta una altura más reducida. La idea es poder determinar la distribución de la cobertura nival en la malla CALM. Aunque ya instalamos algunos la pasada campaña, vamos a aumentar su número aquí en Decepción e instalar los demás en el CALM de Byers. Con las nevadas inusuales de este año, habría sido muy interesante haber tenido ya todos estos datos, pero con los que hemos conseguido esperamos encontrar interesantes resultados.

Además de trastear en el taller para esto, hemos estado preparando la abertura del sondeo para que podamos instalar la cadena en pruebas y también una cadena tradicional de iButtons. Para este ingenio de PVC, contamos con el apoyo de Alex Sanz, el mecánico que ya nos ayudó la campaña pasada y que repite aventura antártica. Antes de esto estuvimos preparando el terreno y comprobando la cadena in situ. También dejamos enfocada de manera definitiva la cámara, con ayuda de la captura de video que nos proporciono Ana, la técnico CIS. Ya el 31, pudimos instalar el conjunto y dejar ambas cadenas colocadas y el sondeo sellado recopilando datos satisfactoriamente. Y aunque los días han sido muy favorables y agradables (para los estándares antárticos), este último día el viento dificultó bastante nuestra labor. Parece que el 2012 no se quiere ir sin pelear...

El sondeo, listo para pasar un año más tomando datos de temperatura bajo el suelo congelado.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Buscando sondeos en Cerro Caliente

BAE Gabriel de Castilla, Isla Decepción 28 de Diciembre de 2012

Nuestra tarea de hoy es reconocer otra de las zonas de nuestro estudio, recientemente incorporada: Cerro Caliente. El año pasado, nuestros compañeros del Centro de Astrobiología (CAB) realizaron una serie de perforaciones para el estudio de la comunidad microbiana de extremófilos que habitan bajo el suelo de esta zona protegida. Aquí, vapores sulfurosos provenientes del interior de la tierra emanan en pequeñas fumarolas, y ya con tan solo poner una mano sobre la superficie de la tierra se puede sentir el calor, que contrasta con el frío de la superficie en este día nublado. 

Los sondeos entubados en Cerro Caliente.

Como decíamos, aprovechamos las perforaciones de nuestros compañeros para establecer cuatro nuevos sondeos en los que monitorizar sus temperaturas a lo largo del año. Si bien estos son bastante someros (de menos de un metro), y la anomalía térmica hace que el permafrost no se extienda a esta zona; por lo que seguramente no mantengamos estas nuevas localizaciones durante mucho más tiempo. Será algo a decidir una vez analizados los datos.

De camino, nos encontramos con restos de un depósito semienterrado en la playa. Al fondo, una baliza de señalización marina.

A la vuelta, tras volver a cruzar un ancho canal de deshielo que cruza nuestro camino por la costa, nos pasamos por la base Argentina. Allí nos recibe el comandante de la base, Alice y Gabriel, así como otros miembros de la dotación. Esta base es bastante diferente de la española, hecha de madera y mucho más amplia; pero desgraciadamente el invierno no la ha tratado nada bien, y se ha visto anegada de nieve, incluyendo la sala de motores. Por lo tanto no cuentan ni con energía ni con agua corriente. Después de la breve visita, pasamos la tarde ayudando en las tareas de apertura de base a petición del jefe de base. 

El interior de la Base Decepción, nuestra base vecina argentina.

Aunque nuestro plan era pasar la tarde poniendo a punto la cadena termométrica que instalaremos en unos días, así como empezar a preparar el resto de los sensores, el jefe de la base nos ha convocado para que ayudemos a seguir poniendo las cosas a punto. De esta forma, quedamos encargados de retirar nieve dada nuestra amplia experiencia en este campo.  Tras varias incidencias con la máquina quitanieves y ayudar en otras tareas, más enfocadas al porte y orden de los víveres y material, pasamos un rato distendido, bajando en el trineo que usábamos para desplazar la carga por las laderas nevadas cerca de la base. Una buena manera de acabar un día completo y extenuante.

Transportando bidones mediante trineos.

Algunos científicos bajando en trineo por las cercanías de la base antes de transportar más material.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Nieve y hielo en el Cráter Lake


BAE Gabriel de Castilla, Isla Decepción 27-Diciembre-2012

Trás nuestras "Marías" y que la base comience a estar operativa; los científicos podemos comenzar con nuestra actividad. La mañana del 26 subimos a Crater Lake (nuestra principal zona de estudio en esta isla) para comprobar si la cobertura de nieve allí es tanta como la que hemos sufrido en las inmediaciones de la base. Cruzando a través de un Mecom (el canal de deshielo que discurre al lado de la base), que se encontraba casi completamente cubierto de nieve, no nos hacía ser muy optimistas. Ya arriba, en efecto comprobamos que en algunas zonas nuestras estaciones estaban cubiertas... ¡hasta mas de un metro!

Miguel Ángel junto a uno de nuestros mástiles.
El protector de temperatura del aire esta a 1,60 metros...

Lo primero que hacemos es descargar los datos de la cámara que cubre toda la zona y que toma fotos durante todo el año, tres veces al día. Analizando más tarde las imágenes de manera preliminar, pudimos observar que se ha tratado de un año en que las precipitaciones en forma de nieve han abundado desde el principio del invierno, y poco ha quedado libre de blanco en nuestra zona CALM. 

Ya en Mayo la zona estaba completamente cubierta de nieve.

Damos una vuelta exhaustiva para comprobar el efecto del invierno austral en nuestras estaciones y comprobar cuales quedan al descubierto y cuales habrá que buscar con ayuda de la pala y el pico. Por la tarde programamos como realizar esta tarea, comprobando fotografías de años anteriores y seguimos colaborando con los trabajos en la base. Ya al día siguiente volvemos a Crater Lake, esta vez en compañía de Gabriel y Alice (nuestros compañeros del permafrost) y armados con los instrumentos necesarios para cavar y picar hasta encontrar todos y cada uno de los sondeos, placas de temperatura y termo-nivómetros de la zona.

Picando el hielo para sacar uno de los sondeos, junto a Gabriel y Alice. 

Después de un par de horas, obtenemos un éxito rotundo. ¡Hemos encontrado todas las experiencias! y los sondeos que hemos abierto (casi todos) se encuentran libres de hielo. ¡Otro éxito para el permafrost!

martes, 25 de diciembre de 2012

Navidad en la Isla Decepción


BAE Gabriel de Castilla, Isla Decepción 25 de Diciembre de 2012

Ayer día 24 estuvimos trabajando hasta las 9 de la noche acabando de hacer la descarga de material del Hespérides, incluyendo el material científico de nuestros proyectos. Después, nos aseamos un poco y nos reunimos todos juntos alrededor de una sencilla mesa para celebrar la Nochebuena. Por un lado contentos de estar aquí ya listos para empezar a trabajar y desarrollar nuestros proyectos, contentos de estar en tierra, y contentos de estar aquí reunidos los 21 integrantes de la base (entre militares de la dotación y científicos); pero también un poco apenados por pasar estas fechas tan señaladas alejados de nuestras familias. No pudimos empezar esta cena de Nochebuena sin acordarnos de nuestras familias y amigos, pero también agradeciendo a toda España la posibilidad que nos brindan de hacer este trabajo en estas latitudes. En definitiva, tanto la campaña antártica, como los proyectos que desarrollamos se financian con fondos públicos de distintos ministerios y, por tanto, el que nosotros podamos hacer nuestro trabajo aquí es gracias a los esfuerzos económicos de todo el país. Cuando ya estabamos a punto de acostarnos, un visitante inesperado, muy lejos de casa, nos visitó: era Papa Noel! En realidad una pequeña comitiva del buque Aviso Castillo argentino, que quería darnos una sorpresa y felicitarnos este día tan especial.

Un visitante inesperado vino a vernos a la base na noche de Nochebuena.

Hoy, día de Navidad, empezamos a intentar funcionar con el ritmo habitual de la base, por lo que ya se iniciaron las diana con música, y los ayudantes de cocina no pudieron empezar el día sino con un villancico. Debemos decir que los "ayudantes del día" hemos sido Antonio y Miguel Ángel... para empezar bien la campaña!. Así que tras un rápido desayuno, toda los miembros de la base se dedicaron a colocar todo el material descargado el día anterior en los distintos módulos de la base: en la despensa, en los congeladores, en los módulos de talleres, en el módulo de vida... Mientras tanto, nosotros nos dedicamos a las tareas típicas de los ayudantes de cocina: limpiar los módulos, limpiar los cacharos de la cocina, ayudar al cocinero,... aunque nos libramos esta vez de la limpieza de los baños, pues aún no están operativos. A lo largo de la mañana se consiguió enlazar con el satélite y disponer de teléfono y un hilo de internet... lo suficiente para comunicar, el día de Navidad, con nuestras familias. A mediodía paramos para izar las banderas de nuestros colegas extranjeros que están en la base (Marcelo de Argentina y Ronald de Brasil), y luego celebrar una comida de Navidad, también sencilla, dadas las limitaciones de la base en estos días de arranque. Por sorpresa nos visitaron tres personas, el segundo comandante del navío de la armada chilena Suboficial Aviso Castillo, y dos científicos, Alize, nuestra colega portuguesa, y Gabriel, un colega Argentino que también trabaja con el equipo Portugués. Así que pudimos disfrutar de un día de Navidad rodeado de viejos conocidos de nuestro equipo.

La mesa lista para la comida de Navidad en la base.

Por la tarde se volvió al trabajo de habilitar la base para que todo esté funcionando lo antes posible. Es día de Navidad, pero aquí no existen fiestas ni domingos si hay trabajo que hacer. Mientras, los ayudantes de cocina de hoy estuvimos peleando con cientos y cientos de cacharros de cocina que abía que limpiar, con la incomodidad de no disponer de agua corriente, por lo que tuvimos que calentar hielo en una olla para conseguir tener agua líquida y más o menos caliente para limpiar todos los cacharros... pero aunque nos constó lo nuestro y acabamos reventados a la una de la madrugada (cuando ya todos llevaban un buen rato acostados). Nos fuimos a la cama contentos de haber ayudado en la base en un día tan complicado como este (el primer día de vida en la base mientras aún no está habilitada, y encima Navidad). Pero hemos de decir que todos nuestros compañeros nos ayudaron mucho también con las tareas del día.

Antes de acostarnos, aprovechamos para desear a todos los que seguís estas líneas unas buenas Navidades (más vale tarde que nunca). ¡Feliz Navidad a todos desde isla Decepción!

lunes, 24 de diciembre de 2012

Abiertos por Navidad

BAE Gabriel de Castilla, Isla Decepción, Antártida. 24-Diciembre-2012

Por la mañana despertamos con el BIO Hespérides rodeado de una pequeña banquisa de hielo. El viento la ha trasladado desde otro rincon de la isla hasta la zona donde se encuentra la base española (y fondeado frente a ella el Hespérides). El día, a ratos espectacularmente luminoso y despejado, y a veces nuboso y con nevadas, se inicia lleno de actividad con la descarga de material a la base. Los científicos aún embarcados ayudamos a mover las cargas para sacarlas a la cubierta del barco, esperando que la banquisa se abra para poder desembarcar ya en la base, algo que pudimos finalmente hacer tras la comida.

La banquisa dentro de Puerto Foster, en isla Decepción.

Tras tantos días en el Hespérides se hace raro pisar tierra firme, y mientras algunos sufrimos los típicos mareos de tierra, la actividad en la base es frenética. La apertura de las Bases Antárticas Españolas suele realizarse días antes de la llegada de los científicos por las dotaciones. Sin embargo, en este año tan complicado, todos hemos llegado aquí a la vez. Se trata de poner en funcionamiento unas instalaciones remotas que han estado cerradas y sometidas a las inclemencias durante el frío y duro invierno austral. Aunque nos hemos encontrado la base menos cubierta de nieve de lo que muchos temíamos, es necesario desplazar varias toneladas de este gélido material para que la vida en la base pueda comenzar. La maquinaria se encuentra encerrada en contenedores que a su vez están bloqueados, con lo que siempre hay que acabar paleando nieve a la manera tradicional; aunque más tarde hemos podido construir corredores que cruzan como grandes cañones la base y comunican las distintas salidas de los módulos.

Base Gabriel de Castilla desde el Hespérides, el día de su apertura.


Una vez accedido al interior de los módulos y contenedores, hay que proceder a almacenar todos los viveres bajo la guía de Jesús y Goyo, los cocineros de la base. Frescos y congelados en el congelador y los menos perecederos al "Mercadona" (el contenedor destinado para latas de conserva, harinas, embutidos, frutos secos, etc.). Y al igual que hemos venido casi todas las personas de una vez, casi toda la carga también lo ha hecho. Decenas de "Big box" y palés llenos de todo lo necesario para la más que supervivencia de unas 20 personas por algo más de dos meses. Y cuando lo ves junto, esto es bastante carga.

Científicos movilizando parte de la carga que nos iba llegando desde el buque.

Luego queda por instaurar los servicios básicos: Electricidad, agua y telecomunicaciones. Alejandro Sanz, nuestro especialista en motores que repite por segundo año, junto con sus compañeros, han sido diligentes y desde casi el primer momento estás grandes máquinas que son el corazón de la base, han estado funcionando a pleno rendimiento. Al par de días de estar en la base los especialistas CIS, Francisco y Ana, fueron capaces de hacer contacto con el satélite que nos proporciona telefono y acceso a internet desde aqui (a parte de poner en funcionamiento el sistema de radio que nos permite comunicarnos desde las diferentes partes de las isla). El tema del agua corriente es otra historia. El lago de Cráter Zapatilla, que es el suele abastacer a la base, estaba tan congelado, que esta resultando muy complicado poner a funcionar el sistema de mangueras y bombas que nos abastece. Así que de momento hay que tirar de nieve derretida y agua mineral para cosas que nos parecen tan sencillas, pero aquí se hacen tan difíciles como es el fregar los platos o el aseo personal. Por supuesto, las duchas y los inodoros estan inoperativos, lo que hace un poco menos agradable el pasar la Navidad aquí.


Amós, uno de los científicos, pasando entre los caminos excavados en
la nieve que conectan las diferentes partes de la base.

Pero los demás especialistas no han estado parados. Diego, el responsable de medio ambiente, ya ha puesto en marcha el sistema de gestion de residuos; y Marta, la médico, ha realizado una ecografía al pobre de Sergi, que afortunadamente no tiene nada grave y podrá continuar trabajando dentro de poco. Esto es otra de las cosas importantes, esta base está conectada por telemedicina con el Hospital Central de la Defensa en Madrid, por lo que además de contar con los médicos de aquí, se puede consultar y hacer pruebas en directo con los médicos especialistas del hospital. Y es que cualquier problema de salud en este entorno puede suponer un problema muy grave y complejo de resolver.

En próximos días os hablaremos del resto de la dotación, que como una maquinaria bien engrasada han trabajado junto a nosotros, los cientificos, para que podamos pasar una Nochebuena que honre a su nombre y un feliz día de Navidad, aunque con mucho trabajo.

domingo, 23 de diciembre de 2012

La isla Decepción


BIO Hespérides, Isla Decepción, Antártida. 23-Diciembre-2012

Hoy el día ha empezado muy temprano, a las 5:30 de la magrugada. El motivo es que a las 6 de la mañana se inicia la circunnavegación de la isla Decepción. El barco debe dar una vuelta a todo el exterior de la isla y a su interior, lo más cerca posible, con el fin de permitir a los científicos localizar señales de actividad volcánica/geotérmica/sísmica de algún tipo que indique que el volcán ha estado o está activo.

La isla Decepción es uno de los tres volcanoes de la Antártida (junto con el pequeño volcán inactivo la isla Pinguino, también en las Shetland del Sur, y el monte Erebus, el más grande y activo). Tiene unos 12 kilómetros de diámetro y su cima, el Monte Pond, tiene unos 530 metros de elevación sobre el nivel del mar. La isla es circular, con una bahía en su interior, Puerto Foster, abierta al mar por un estrecho paso llamado Los Fuelles de Neptuno.

Imagen de satélite de isla Decepción

A las 6 de la mañana estábamos todos los científicos y gran parte dela dotación de la base Gabriel de Castilla, y del buque, en el puente de mando del BIO Hespérides, dispuestos a reconocer la isla en su totalidad. Esta tareas es obligatoria para poder abrir la base, por razones de seguridad, pues el hay signos de actividad podría no ser seguro estar en la isla. No es la primera vez que una erupción volcánica en la isla acaba en desastre, como las erupciones que arrasaron las bases chilena e inglesa que tiempo atrás existieron en la isla... Y aunque la última erupción ocurrió en el año 1970, el volcán se encuentra activo. De hecho, en la isla hay fumarolas, puntos de intensa actividad geotérmica, nuevas fisuras, emanaciones gaseosas en el fondo de la bahía... Así que la seguridad manda y debemos buscar cualquier evidencia que pudiera indicar un incremento de la actividad.

Pero más allá de eso, esta revisión es la primera a la que podemos asistir los miembros de nuestro equipo de investigación, pues normalmente llegamos a la base en segunda fase, cuando ya se encuentra abierta. Sólo aquellos que llegan a la isla para la apertura de la base tienen la oportunidad de dar la vuelta a la isla y conocerla en tu totalidad. La verdad es que para nosotros es un lujo poder disfrutar de nuevos rincones de la isla que no conocíamos, así que aprovechamos para hacer decenas de fotografías de toda la isla.

Una de las vistas que pudimos apreciar en la vuelta exterior a la isla Decepción.

Una de las cosas que vemos en nuestra vuelta a la isla es gran cantidad de nieve que hay aún acumulada. Esto no sabemos que si es debido a que nunca hemos bajado en fechas tan tempranas, o si este ha sido un año con muchas más precipitaciones. Pero los que han estando en otras ocasiones por estas fechas, nos comentan que no es normal tanta nieve. Así que empezamos a temernos que ester año tendremos un duro trabajo para sacar de la nieve nuestras estaciones de medida. Ya veremos qué sorpresas nos depara la isla.

Una vez en el interior de la isla, y tras dar la vuelta a toda la bahía (vimos un barco de turistas en la caleta balleneros, un pequeño velero en Bahía Telégrafo), y nuestra base con mucha nieve. Tras fondear, la dotación de la base y los científicos especialistas en sismología desembarcaron para determinar si la actividad sísmica de la isla es la normal y permitir abrir la base. Este es otro de los pasos obligatorios para poder abrir la base. 

Una vez dada la luz verde a la apertura, se inicia la apertura de la base (sacando la maquinaria, arrancando motores, abriendo módulos,...) y la descarga del material, que se prevee que dure más de un día.

Así que ya estamos en nuestro destino, deseosos ya de empezar la campaña, y de pisar tierra tras una semana embarcados.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Con el Hespérides al Fin del Mundo


BIO Hespérides, Isla Livingston, Antártida. 22-Diciembre-2012

Los días buenos, en los que disfrutamos de tranquilidad y vida en las zonas comunes del barco, tocaron a su fín. El Drake un año más hace de las suyas y pone los estómagos de todos los tripulantes del buque en jaque. Sin embargo no se trata de uno de los arrebatos especialmente duros de este despiadado pirata, y ha permitido un mínimo de actividad en la cámara de científicos. El movimiento acompasado y violento del barco nos hace refugiarnos en nuestras literas donde la posición horizontal parece suavizar el vértigo y el malestar. La comida difícilmente se acomoda en nuestros estómagos y las noches se pasan dando vueltas en la cama; pero esto no dura más que un par de días, y cuando queremos darnos cuenta ya hemos alcanzado la Antártida.

 El Hespérides ha llega a la Antártida una vez más.

La mañana del 21, cuando los Mayas profetizaron el Fin del Mundo, parece en realidad el comienzo del nuestro. Hemos alcanzado los confines al sur del planeta; y nuestro pequeño mundo (que es el buque) ha frenado su frenético movimiento. Estamos en frente de un paisaje que nos resulta familiar, ¿Es la base Jubany? Si, pero ahora recibe un nombre diferente: Carlini. Estamos en la Isla Rey Jorge (o 25 de Mayo depende de a quien le preguntes) la isla más grande del archipiélago de las Shetland del Sur y vecina de nuestras añoradas Livingston y Decepción. No pasa mucho tiempo antes de desplazarnos a bahía Fildes (en la misma isla), en la base Escudero/Frei, donde el barco hace el intercambio de material y recoge algunos de los científicos Bulgaros que transportaremos hasta su base. 

La base argentina Carlini, antiguamente conocida como Jubany.

Ya entrada la tarde, empezamos a otear la península Antártica. El sol nos acompaña en esta travesía a través del estrecho de Bransfield, colándose entre las nubes y dejando un paisaje y un ambiente espectacular que los científicos aprovechamos agrupándonos en proa, como una colonia de pinguinos, para hacer fotos y disfrutar del panorama mientras se acaba la tarde. Un continente helado en el frente, claro y blanco como pocos que hemos visto por estas latitudes nos recuerdan a donde hemos llegado y en las condiciones ambientales que trabajamos.

Uno de los icebergs que encontramos por el camino poblado por algunos pinguinos.
Al fondo los glaciares del continente.

El buque se encamina, nudo a nudo, a la base O'Higgins, una espectacular base permanente de Chile, que con sus más de 3 pisos y una enorme antena nos impresiona. Allí quedan Cristobo, Carlos y Juan, del equipo de los buceadores de Conchita Ávila, que se encargan de estudiar la fauna submarina. Sergi, el cuarto componente, por complicaciones medicas no pudo desembarcar y quedara en observación para ver si más adelante pueden llevarle. Uno de los problemas de estas expediciones es que se pretende asumir los menores riesgos posibles y la salud es un factor que no solemos considerar y es ubo de los más importantes. 

La base O'Higgins, con su característica gran antena al frente.

Tras una ronda nocturna de peliculas antárticas (que son esas tan malas que solo admites ver en estas situaciones), nos fuimos a la cama para despertar de nuevo al otro lado del estrecho, y encontrarnos frente a Juan Carlos (Isla Livingston) y llamando a la dotación para realizar la apertura. La claridad vespertina nos permite divisar la península y la Isla Decepción en el horizonte, y un sol estival antártico hace que el permanecer a cubierta y realizar los desembarcos sea mucho más plácido. Al poco nos movemos a acercarnos a la base Búlgara, donde desembarcar a sus científicos embarcados el día anterior, quedando la pequeña base de módulos de tejados a dos aguas, que apenas asoman entre las grandes masas de nieve. En el mismo horizonte que se mostraba despejado a primera hora, parece que la tormenta se acerca; y una de las grúas de la base ha empezado a dar fallos. Estaba previsto que esta misma noche llegaremos a nuestro destino, pero el futuro es como siempre incierto, y aún queda por esclarecer donde pasaremos la Nochebuena; aunque sea donde sea la pasaremos de maravilla.

Base Búlgara, totalmente rodeada de nieve.

Base Juan Carlos I, nuestra siguiente parada, aunque ya hemos podido echarle un vistazo desde el barco.

martes, 18 de diciembre de 2012

Por los canales del Tierra del Fuego


BIO Hespérides, Canal del Beagle. 22-Diciembre-2012

El día 17 embarcamos en Punta Arenas para iniciar nuestro tránsito hasta la Antártida. Ya estábamos inquietos en la ciudad y con ganas de partir hacia el Sur. Por la mañana recogimos nuestras cosas del hotel y llevamos nuestro equipaje al barco. Allí ya nos estaban esperando y tras darnos las bienvenida, nos asignaron un camarote de sollado de científicos. Esto es una noticia excepcional, porque pasar el Drake en un camarote de dos, en vez de ocho, y con espacio para moverse dentro, y con baño propio... ¡es algo fantástico! Y es que lo bueno del Hespérides es la amplitud comparado con el BIO Hespérides al que tenemos tanto cariño y al que hecharemos de menos en esta campaña.

 Detalle de la puerta del camarote desde el que pudimos "disfrutar del "Drake".

Tras tomar nuestra última comida en Punta Arenas (aunque dentro del buque), nos embarcamos y zarpamos del puerto, con una buena noticia: la ruta por los canales de la Tierra del fuego es, por lo que comentan, espectacular, especialmente la zona de los ventisqueros en la cabecera del Canal del Beagle. Así que navegamos por el Canal de Magallanes, donde se encuentra Punta Arenas, repartidos por todos los rincones de las distintas cubiertas del buque, tomando fotografías, charlando con el resto de científicos, técnicos y dotaciones de las bases, muchos de ellos viejos amigos de campañas anteriores. Sin duda una buena manera de empezar el trayecto.


¡Hasta pronto Punta Arenas!

Al día siguiente, tras algunas horas de "meneos" por la noche debido a que estuvimos navegando un pequeño trayecto por el océano pacífico, nos levantamos pronto para seguir disfrutando de los canales en esta ocasión, ya del Canal Beagle (donde se encuentra la ciudad de Ushuaia, desde donde salimos otros años). El sector más expectacular fue, efectivamente, el de los ventisqueros: glaciares de montaña que descendían casi hasta el nivel del mar, pero hoy colgados a media ladera de las estrechas paredes del canal.


Uno de los impresionantes ventisqueros que encontramos en nuestro trayecto.

Tras disfrutar de este recorrido por los canales de Tierra del Fuego, nos metemos pronto a dormir, porque en breve el barco saldrá al mar de Hoces (el paso del Drake). Y aunque el comandante del buque nos dice que se prevee que sea bueno, uno nunca está seguro de esas aguas... así que esperemos que se cumplan las previsiones y el mar nos trate bien este año.

Ya os contaremos.

domingo, 16 de diciembre de 2012

En Punta Arenas, con ganas de empezar


Punta Arenas, Chile. 16-Diciembre-2012

Nos hospedamos estos días en el Hotel "Isla Rey Jorge" de Punta Arenas, un bonito edificio de principios del siglo pasado con un nombre que augura lo que está por venir. Nuestro hotel está muy cerca del puerto pero llegamos lo suficientemente tarde para que solo nos planteemos tomarnos una cerveza en un local conocido de años anteriores y brindar por la campaña que está por empezar. Aprovechamos para cenar algo ligero; una ensalada y un pescado marinado en vinagreta típico de la zona. La camarera nos invitó a un pisco y nos fuimos a descansar a nuestras respectivas habitaciones.

 Vista de una de las típicas calles de Punta Arenas.

Punta Arenas es la capital de la Región de Magallanes y Antártida Chilena, y por cuestiones logísticas se ha convertido en un puerto estratégico y una de las dos paradas obligadas junto con Ushuaia, para la campaña antártica española (y para muchas otras). La ciudad recuerda mucho al resto de ciudades de estas latitudes. Destacan algunos edificios en la zona de la plaza de Armas, donde la arquitectura es más similar a las ciudades europeas.

La catedral de Punta Arenas en la plaza de Armas,
uno de los sitios destacados de la ciudad.

La mañana siguiente fuimos al buque Hespérides para dejar la documentación, aunque nos pidieron que esperáramos al lunes para hacer el "check-in" todos los científicos a la vez.

Hemos pasado estos días trabajado en el hotel, preparando las estrategias de trabajo, una posible agenda de trabajo para los días que pasaremos e los distintos emplazamientos, y preparado ya algunos artículos y resúmenes de publicaciones que queremos desarrollar con los datos de las campañas anteriores. Para descansar también hemos salido algunas horas a recorrer las calles de la ciudad, haciendo también unas compras de última hora y almorzando y cenando en los diferentes locales de la ciudad. Ya estamos listos y deseando empezar la campaña. Mañana nos debemos embarcar ya en el Hespérides y comienza de verdad la aventura.

jueves, 13 de diciembre de 2012

AntarPerma, comienza la aventura

Punta Arenas, Chile, 13 de Diciembre de 2012

Ya estamos en Punta Arenas, Chile, a punto de comenzar una nueva Campaña Antártica. Una campaña que se inicia de forma muy compleja, llena de dificultades hasta llegar aquí y con muchas incertidumbres sobre el futuro, pero que afrontamos con el mismo ánimo y ganas de trabajar que en ocasiones anteriores.

Pero volvamos atrás y contemos cómo hemos llegado hasta aquí. El final de la campaña pasada, como ya contamos, tuvo sus incertidumbres, sobre todo porque no sabíamos si podríamos volver. El proyecto PERMAPLANET concluía y no sabíamos nada aún sobre la Acción Complementaria que habíamos solicitado para participar en la campaña 2012-2013 con el objetivo de estandarizar todas nuestras estaciones, y a la que denominamos ANTARPERMA. Pues bien, en mayo se nos comunicó desde el ministerio que estaba provisionalmente concedida, con un recorte presupuestario que aceptamos con tal de poder desarrollar el trabajo que nos habíamos propuesto. Pues a pesar de todo, a fecha de hoy, 13 de diciembre aún no hemos recibido al concesión definitiva. Eso quiere decir que con las carambolas apropiadas hemos conseguido venir hasta el Sur, pero no tenemos aún el dinero que lo permite. Esto implica, entre otras cosas, que no hemos podido realizar algunas de las tareas que teníamos fijadas para este proyecto, como la reparación de instrumentación, la compra de sensores para reponer y completar algunas estaciones, la compra de material para el mantenimiento de las estaciones... Es decir, que aunque el Ministerio nos ha permitido participar en la Campaña Antártica 2012-2013, no podremos desarrollar todas las actividades que fundamentaban esta acción complementaria. Es más, el transporte de nuestro material hasta la cartagena para ser embarcado rumbo a la Antártida lo pudimos hacer gracias a los investigadores del Centro de Astrobiología que también participan en esta campaña, quienes hicieron el transporte de nuestro material con el suyo y así no tuvimos que pagar este transporte (algo que no habríamos podido hacer de otra manera).

Por otro lado, también se nos ha comunicado que el proyecto que solicitamos para continuar nuestras investigaciones en la Antártida en las campañas 2013-2014 y 2014-2015 ha sido denegado... Así que esto da al traste con la serie histórica de datos que nuestro equipo pretendía obtener de las estaciones de seguimiento que tenemos en las Shetland del Sur... En definitiva, un inicio de campaña muy complejo con la completa incertidumbre de si podríamos finalmente participar, o si deberíamos abandonar nuestros instrumentos hasta dentro de dos o tres años por falta de financiación.

Pero no queremos que este desastroso periodo pre-campaña sea el centro de nuestra primera anotación en este diario de campaña. Además seguimos siendo afortunados, primero por poder seguir trabajando en este entorno tan espectacular, y segundo por poder continuar nuestra investigación a pesar de las dificultades económicas por las que estamos pasando todos. Así que a pesar de las dificultades... iniciamos las actividades del proyecto ANTARPERMA, con un nuevo investigador principal: Miguel Ángel de Pablo (que se estrena en esta tarea), y un nuevo logotipo que es, en una de sus partes, lo que esperamos que sea el nuevo emblema identificativo del grupo de investigación.


Logotipo de la Acción Complementaria ANTARPERMA

Este logotipo representa, en un parte derecha, las estaciones CALM y TSP que mantenemos con sus instrumentos, temperatura del aire, del suelo y del terreno dentro de sondeos, el espesor de la capa activa y el espesor de la nieve, en condiciones de baja temperatura, y con el continente Antártico como marco de trabajo. En el lado izquierdo la ubicación de nuestros tres puntos de estudio en la isla Livingston (penínsulas Hurd y Byers) y en la isla Decepción.

A pesar de todas las dificultades por arrancar, dos investigadores del proyecto Antonio Molina y Miguel Ángel de Pablo, nos hemos puesto rumbo a la Antártida con ganas de enfrentarnos a nuestras tercera y quinta campaña, respectivamente, para realizar el mantenimiento de nuestras estacones de medida, realizar las medidas in situ del espesor de la capa activa, y recuperar algunos datos de experimentos novedosos que instalamos el año anterior. Este año hay otras muchas novedades, como que el buque que nos lleva hasta la Antártida y nos dará soporte es sólo el BIO Hespérides que ya nos espera en el puerto de Punta Arenas. Aunque este barco es mucho más grande y mejor preparado para estas latitudes y para la investigación, echaremos de menos lavegar a bordo del BIO Las Palmas, a su pequeña y familiar tripulación, especialmente por las campañas que hemos viviado a bordo. Pero el Hespérides es también un clásico antártico, y ya conocemos a su tripulación del año pasado, ya que pudimos estar abordo unas horas durante nuestra estancia en Byers gracias a la invitación de su comandante. Así que estamos deseando subir a bordo a saludarles de nuevo.

También la campaña se ha adelantado levemente este año, iniciándose el 17 de diciembre en vez de el 1 de enero como solía ocurrir para nuestro equipo. Los recortes presupuestarios han hecho que este año la campaña sea mucho más corta y en este primer tránsito del Drake, bajamos prácticamente todos los implicados en la campaña: dotaciones de las bases e investigadores, así como todo el material para las bases, víveres, combustible y material científico. Sin duda una campaña más compleja aunque más corta. El adelantar la campaña también implica que este año no pasaremos ninguna de las fiestas de navidad con nuestras familias. Al menos la podremos celebrar rodeados de otros españoles en una base científica, y no pululando por alguna de las calles de Ushuaia o Punta Arenas. En el fondo, las pasaremos casi como en casa...

Así que aquí estamos. Tras iniciar nuestro viaje el día 13 de madrugada, este mismo día hemos llegado a Punta Arenas vía Santiago de Chile y sobrevolando los primeros glaciares de la temporada. Estos día aprovecharemos para irnos aclimatando (esta primavera es mucho más fría que en España), y acabando de planificar las actividades que desarrollaremos en cada lugar de los que visitaremos, terminando de contestar correos electrónicos, cerrando asuntos pendientes,... y paseando un poco por las calles charlando sobre lo que nos espera... especialmente por el mar de Hoces (el paso del Drake)...

A punto de llegar a nuestro punto de embarque hacia la Antártida, Punta Arenas

Os iremos informando puntualmente de los avances, aventuras y desventuras de esta nueva campaña de nuestro grupo por las tierras (y hielos) del continente blanco. ¡Hasta pronto!

jueves, 9 de febrero de 2012

Un pequeño tour por el sur

Mar de Brandsfield, Antártida, 4 de Febrero de 2012

      Recién salidos de Caleta Cierva, con el trabajo acabado antes de lo previsto por parte de todos los grupos de investigación, nos embarcamos a lo desconocido. En dirección al sur, pero sin conocer con que destino, cruzamos un paso obligado: el canal de Lemaire. Este estrecho paso que es bien conocido por las abruptas paredes que lo flanquean, es el paso de muchos barcos turísticos en esta época estival. Después de que científicos y tripulación disfrutáramos de este espectáculo de la naturaleza, nos preparamos para una noche de trayecto hasta la base ucraniana Vernadsky.


Cruzando el canal de Lemaire en el BIO Las Palmas

      Enormes placas de hielo e icebergs nos sorprendieron a la mañana siguiente flotando en todo el horizonte. Una gran nevada acompañaba la estampa, mientras nos comunicaban desde la base ucraniana que éramos el barco que más al sur había llegado este año. ¡Llevaban 9 meses sin recibir visitantes en sus costas! Bueno, y les quedará algún tiempo más, ya que las condiciones climáticas y el número y volumen de hielos no hacia seguro el desembarco para nosotros. Dadas estas condiciones climáticas cambiamos el rumbo de vuelta al norte, esta vez a la base americana Palmer. Después de comer, llegamos con la mala noticia de que tan solo podían recibir a una embarcación. Desde puente se nos comunica que si algún científico no le importara no ir, más miembros de la tripulación podrían visitarla. Un miembro por proyecto se quedaría en el barco, aunque en este caso harían una interesante visita a la pingüinera y el frente del glaciar cercano a la base. Miguel Ángel, que ya había visitado las instalaciones un año atrás cedió su sitio, así como los dos investigadores de sísmica, descendiendo así el equipo de ecólogos al completo y Antonio.

La base Palmer, la menor de las tres instalaciones de EEUU en la Antártida

      Una vez desembarcados, los americanos les recibieron para ofrecer un tour bilingüe por las instalaciones. Aunque es cierto que no se trata de una base de grandes dimensiones, la calidad de las instalaciones salta a la vista, desde el equipamiento científico a las condiciones de habitabilidad. La guía bromea con ofrecernos un baño en el SPA. Pasamos por un gran salón coronado por una amplia chimenea y que daba a un balcón donde preparaban una barbacoa al más puro estilo americano. Acabamos la visita, como no podía ser de otra manera, en la tienda de souvenirs.
McPalmer, todo un topicazo ante nuestros ojos

      Esa misma tarde pasamos por otro destacado paso, el canal de Neumayer. Aprovechando que el alto tránsito de este estrecho nos obligó a parar por unos minutos mientras otro barco sorteaba los hielos de la salida del canal, la dotación se hizo la foto de campaña en ese paisaje sin par.

La dotación del BIO Las Palmas al competo, con la incorporación del equipo científico que viajábamos en el corto trayecto al Sur de esta campaña

      Un poco más tarde los colores del atardecer tiñeron los normalmente pálidos hielos y llenaron el mar de matices rojos, morados y violetas. Un extra de belleza, para un lugar que es ya de por si un regalo para los sentidos. En estos trayectos el avistamiento de pingüinos, focas leopardo y elefantes marinos subidos a los icebergs; priones, gaviotas antárticas y petreles jugando con las corrientes alrededor del barco por el aire, así como de ballenas jugando; es algo habitual. Sin embargo no deja de asombrarnos y nos mantiene horas en cubierta, admirando y haciendo fotos hasta que la parcial congelación de las extremidades nos obliga a meternos en el puente de mando del BIO Las Palmas.

Los colores invaden las nieves del canal de Neumeyer al atardecer

      Esta mañana, bien temprano, el equipo de Benayas convenció al comandante para hacer una parada en isla Cuverville, frente a la Isla de Rongè. Las pingüineras de la zona son frecuentemente visitadas por cruceros y veleros turísticos. De hecho algunos de ellos se encontraban varados en las inmediaciones. Tras la rápida parada, que Antonio aprovecha para tomar alguna muestra geológica y ayudar a sus colegas en sus muestreos, volvimos al barco con un último destino: Port Lockroy. Este antiguo asentamiento ballenero, fue usado como base científica británica hace varias décadas hasta que el British Antarctic Survey (BAS) decidió clausurarlo. Sin embargo, una asociación se encargó de su restauración y actualmente es un museo que visitan miles de personas al año. En él permanecen mobiliario y enseres de la época, con explicaciones sobre las difíciles condiciones de vida en que se encontraban sus moradores. En la tienda del museo Miguel Ángel y Antonio se pudieron hacer con algunos mapas del BAS (un tesoro en forma de mapa difícil de conseguir en cualquier sitio) que sin duda les serán muy útiles para futuras expediciones.

Port Lockroy, una antigua base antártica hecha museo

      Ahora, en el mar de Brandsfield, la mar empieza a zarandear el barco de un sitio a otro. Parece que tendremos una noche movidita. Por la mañana desembarcaremos con todo el material en nuestro último destino antártico, la Isla Decepción. Para esta fase final de campaña contamos con poco menos de dos semanas, pero en la Antártida los planes pueden variar mucho…

martes, 7 de febrero de 2012

Un poco de Ciencia II: estudiando el permafrost

Canal de Gerlache, Antártida, 3 de Febrero de 2012

Aprovechando las horas de navegación, hoy os contaremos cómo estudiamos la evolución de los suelos congelados, que se basa en las propuestas de varios protocolos internacionales.

Nuestras investigaciones se centran en la evolución térmica del suelo y del nivel superior del permafrost, y así como del espesor de la capa activa, como indicadores de la variabilidad climática. Por esa razón tenemos instalados diversas estaciones de medida en diferentes emplazamientos de las Islas Shetland del Sur (ya os contamos del interés de esta zona de la Antártida para el estudio del permafrost). En estos emplazamientos tenemos instalados una serie de instrumentos dirigidos a medir la temperatura del aire, del suelo, y del terreno (en la capa activa y en algunos casos también del nivel superior del permafrost). Para medir la temperatura del aire usamos unos dispositivos (modelo TinyTag) que tienen un sensor externo expuesto al aire. Este sensor se encuentra en el interior de un protector ambiental para impedir que se caliente con el sol, se enfríe con el hielo, etc. y que refleje los más fielmente posible la temperatura del aire. Esto se instala a 1,7 m de altura sobre unos mástiles metálicos sujeto con vientos al terreno.

Instrumentación para medir la temperatura del aire

Otro de los instrumentos que tenemos nos permite medir la temperatura del suelo. Este instrumento es mucho más sencillo y consiste en una placa metálica que lleva adosada una capsula estanca donde hemos instalado un pequeño sensor de temperatura (modelo iButton) del tamaño de una pila de botón. Esta placa se entierra a aproximadamente 1 cm de profundidad en el suelo, con cuidado de que no quede al descubierto (en parte para que las eskúas no la muevan de su sitio). Con él, podemos saber cuál es la temperatura del suelo en superficie, obteniendo la media en el área de la placa (unos 100 cm2).

Placa para la medición de la temperatura del suelo.

Para medir el espesor de la capa de nieve usamos un instrumento de baja tecnología que consiste en un mástil de madera al que hemos adosado varios sensores de temperatura como el usado para medir la temperatura del suelo. Cada uno de los sensores está puesto a una altura diferente sobre el suelo, de tal forma que indirectamente podamos calcular de manera aproximada el nivel de la nieve. Este instrumento se basa en que cuando la temperatura que marca uno de los sensores se estabiliza, frente a la que registra el sensor instalado inmediatamente por encima, quiere decir que está enterrado bajo la nieve. Este instrumento no es muy preciso, pero es suficientemente económico y aproximado para lo que necesitamos conocer en nuestros estudios. Usar otros sensores para medir el espesor de la nieve implicaría instalaciones más complejas con baterías, placas solares, etc… que son más caros y complican la logística del trabajo de campo y, como decimos, no implicaría una mejora excesiva para lo que necesitamos nosotros.

Termonivómetro instalado en uno de nuestros emplazamientos de la Antártida.

Para conocer la temperatura del terreno (ya sea de la capa activa y del nivel superior del permafrost) se han realizado distintas perforaciones, que se han entubado para que queden estancas. En su interior se han introducido pequeños sensores de temperatura a distintas profundidades, sujetos generalmente a una cuerda unidaal tapón exterior del tubo de la perforación. De esta forma no entra agua en el tubo y se mantiene seco. Hay sondeos que apenas tiene un metro de profundidad, pero los hay de más de dos y de hasta 6 metros.

Sensores listos para ser introducidos en uno de los sondeos de nuestras estaciones

Dos casos especialmente interesantes son los sondeos situados en la cima del monte Reina Sofía (nuestras estaciones de Glaciar y Sofía), que son de 15 y 25 metros de profundidad (respectivamente). En el más largo hay un sistema más complejo de adquisición de datos, con una cadena repleta de sensores de temperatura a distintas profundidades que envían datos a un sistema electrónico, conectado a una batería y un panel solar en la superficie. Estos dos grandes sondeos forman parte de la red internacional denominada TSP (Thermal State of Permafrost) dirigida a conocer el estado térmico del permafrost, mientras que las otras permiten conocer el estado térmico de la capa activa.

Estación de medición en el sondeos situado en el Monte Reina Sofía

Todos estos instrumentos se encuentran en cada una de nuestras estaciones de medida. Algunas no cuentan con perforación todavía porque se han cambiado su ubicación hace muy poco y no ha dado tiempo a realizarlas, como es el caso de las estaciones Morrena y BAE en península Hurd, Isla Livingston. Todas las demás están completas, tanto en la isla Livingston como en Decepción.

Por otro lado, para estudiar el espesor de la capa activa, utilizamos la metodología propuesta en el protocolo denominado CALM (Circumpolar Active Layer Monitoring) para el estudio de la capa activa en zonas circumpolares. Este protocolo propone la medición directa de forma mecánica del espesor de suelo no congelado. Esto se lleva a cabo introduciendo una pica de acero de un metro de longitud en el suelo hasta que por el sonido y la respuesta del suelo se llega al hielo. Parece una técnica poco sofisticada, más próxima a la magia que a la ciencia, pero la experiencia ha demostrado en cientos de medidas a lo largo del mundo, que es la técnica más eficaz, certera y barata disponible. Para levar a cabo las medidas no se hace de forma aleatoria, sino que se crean unas mallas sobre el terreno (generalmente cuadradas de 100 x 100 metros) y se mide en todos sus nudos, que quedan marcados sobre el terreno con estacas. De esta forma, cada año se repiten las medidas en los mismos puntos permitiendo estudiar si ha aumentado la capa activa (fusión del permafrost), o si ha disminuido (aumento del permafrost).

Emplazamiento de una de nuestras mallas CALM de medida de la capa activa

Además de estos instrumentos y mediciones, tenemos algunos experimentos extras situados en varios lugares que nos permiten, por ejemplo, ver el efecto de la descongelación del suelo en el movimiento de laderas a pequeña escala. Así, por ejemplo, tenemos unas piedras marcadas en una ladera de las que mediremos su posición año a año con precisión milimétrica gracias al uso de un GPS-Diferencial que nos prestan en la BAE Juan Carlos I.

Más adelante os contaremos cómo son los datos que obtenemos en cada campaña, cómo los tratamos y qué información sacamos de ellos para poder estudiar la evolución de la capa activa y del permafrost.

Un día en Caleta Cierva

Caleta Cierva, Antártida, 2 de Febrero de 2012

Sin apenas un descanso, esta mañana nos levantamos bien temprano para desembarcar en la Base Antártica Argentina “Primavera”, en Caleta Cierva. Esta magnífica base está compuesta por varias cabañas rojas y negras, comunicadas por pasarelas de madera. No es una base permanente pero sus instalaciones son bastante espectaculares. Además de encontrarse en terreno de la península, es decir en el continente, está en la Zona Antártica Especialmente Protegida (ZAEP) número 134. Allí nos esperaba la dotación e investigadores de la base para convidarnos a una bebida caliente e intercambiar unas palabras con ellos. Pero no muchas, ya que los tres equipos científicos que bajamos allí teníamos mucho trabajo por delante.

Panorámica de la Base argentina "Primavera", en Caleta Cierva


Detalle de la base, donde se aprecia algunas de las cabañas y pasarelas de madera

Por una parte, los sismólogos Janire y José Ángel, tenían que hacer el mantenimiento de la estación sísmica que se encuentra allí instalada. El equipo de Javier Benayas, formado por él mismo y sus colegas Paco y Luis, tenían que tomar múltiples muestras de suelo, musgos y plumas de pingüino. Por nuestra parte, el equipo Permaplanet, tuvimos que subir hasta prácticamente la cima del cerro sobre cuya falda se asienta la base. Hace ya dos años, Miguel Ángel y Juanjo habían instalado allí un nivómetro y una placa de temperatura del suelo. Cuando el año pasado Miguel Ángel y Antonio pasaron por allí la pasada campaña, el lugar, que había resultado anteriormente muy propicio, se encontraba completamente cubierto por más de cuarenta centímetros de nieve y hielo. Por ello solo pudieron rescatar parte del nivómetro, que se quebró, dejando otra parte enterrada en ese lugar recóndito. Hoy, tras esquivar las pinguineras y nidos de eskúa, pando por neveros y superficies de roca pulida muy resbaladiza, nos encontramos con que la capa de hielo y nieve era mucho más delgada.

Esto es lo que nos encontramos este año, donde un año antes era todo hielo

Con ayuda de un piolet y el cincel que nos prestaron los compañeros de la base Juan Carlos I, en pocos minutos (aunque se hicieron largos bajo la ventisca que arreciaba) conseguimos liberar lo que quedaba del mástil de madera y rescatar la placa de temperatura del suelo satisfactoriamente.

Éxito en la recuperación de los sensores, ¡tras dos años!

Como premio almorzamos el rancho que nos habían preparado en el barco, resguardados tras unas rocas. El descenso, sabiendo que todo estaba bajo control, se hizo más rápido, aunque fuese también más peligroso. Ya en la base, el personal argentino nos invitó a almorzar con ellos. El resto de equipos también tuvo suerte; los sismólogos se encontraron toda la maquinaria inundada y corroída por el agua y el salitre; pero pudieron repararla con el material que traían. El equipo de ecólogos, por su parte, tras algún tiempo más recuperando muestras consiguieron terminar a tiempo para que pudiéramos embarcar de nuevo no demasiado tarde, aunque en la base habían preparado camas por si fuera necesario quedarse a dormir.

Foto de grupo de los tres equipos científicos en Caleta Cierva, junto al jefe de base

Sin embargo, el llegar a Las Palmas no iba a ser tan fácil. El brass y una foca leopardo, complicaron la llegada de la zodiac a la costa. Algo mojados, como suele pasar cuando la mar es mala, en Las Palmas no nos quedaba más que descargar los datos y descansar. Ahora a disfrutar del trayecto estos días de pequeño asueto por los “mares del Sur”.

Brass frente a la costa de la base Primavera, todo un problema para los desembarcos en zodiac

Un día de tránsito

Mar de Brandsfield, Antártida, 1 de Febrero de 2012

Hoy ha sido un día de lo más variado. Hemos arrancado el último día en Byers a las 8 de la mañana (más o menos, ya sabéis…) acabando de meter las últimas cosas en nuestros macutos antes de tomar nuestro último desayuno en el Refugio Internacional Byers. Aprovechamos para dejar nuestra firma en el libro de visitas del refugio, que esperamos poder repasar el año que viene si hay suerte y nos conceden las Acciones Complementarias y Proyectos que hemos solicitado para poder continuar nuestra investigación por estas tierras del Sur.

Después de desayunar iniciamos el cierre del campamento, recogiendo los sacos de dormir y esterillas, plegando las tiendas de campaña, acumulando el material en el iglú almacén, y dejando todo listo para sellar los módulos, a la espera de la siguiente fase dentro de unas semanas. Al final, tal y como estaba previsto, cerramos el campamento y embarcamos todas nuestras cosas en las dos lanchas neumáticas del BIO Las Palmas, que nos vino a buscar a eso de las 15 horas. En el barco encontramos otros investigadores viejos conocidos (del grupo que estudia el impacto humano en la Ántártida), y otros nuevos (del grupo que estudia la actividad sísmica en la zona de la península Antártica). Con ellos compartiremos los próximos días de actividad en la zona de Caleta Cierva. Pero en el buque también nos encontramos con los investigadores de líquenes, y con Alba del grupo de glaciología, así como con David y Arkaitz, ambos técnicos de montaña de la UTM. Arkaitz nos estuvo ayudando en los últimos años con nuestros trabajos en Byers, por lo que charlamos sobre ello en el corto trayecto hasta la base. Antes de partir hacia el Sur, debemos pasar por la Base Juan Carlos I para dejar algo de material, así como desembarcar a los investigadores de líquenes, Hilo, David y a Arkaitz, de quienes nos despedimos por esta campaña. A punto de llegar a la base, ya en Bahía Sur, se cruzan con el barco un numerosísimo grupo de ballenas que saltan, comen y enseñan sus lomos, aletas y bocas durante más de tres cuartos de hora…. Un espectáculo de animales (que no pudimos fotografiar porque nuestras cámaras están muertas…). Fascinante. Y otro espectáculo fué ver a casi todo el barco, en distintos puntos de las cubiertas, tomando fotografías sin parar de los animales que parecían posar para nosotros. Fue un rato espectacular que disfrutamos todos en el barco. Fue un rato muy divertido y espectacular que tardaremos en olvidar.

Algunas de las ballenas que pudimos ver desde el buque en Bahía Sur.

Ya en la BAE Juan Carlos I, el nuevo jefe Joan, el técnico de medio ambiente con quien coincidimos el año pasado, subió al barco a saludarnos y a prestarnos su cámara para que pudiéramos tomar fotos en lo que quedaba de campaña. Algo que le agradecemos mucho y gracias a lo cual podremos seguir documentando gráficamente nuestro trabajo durante la campaña. Una vez finalizadas las maniobras en Bahía Sur, ahora sí, partimos con el BIO Las Palmas rumbo a Caleta Cierva, el único punto de nuestra campaña en la que pisaremos continente antártico. Esperamos la navegación por el Mar de Brandsfield sea tan benigna como el pasado Drake. Ya os contaremos.