jueves, 26 de enero de 2012

Buenos tiempos en Byers

   Nuestro técnico de montaña, Hilo, tras la pequeña alarma médica en la que casi tiene que ser evacuado, se va encontrando mucho mejor. Hoy hemos despertado con un día espléndido en la península Byers, algo nada habitual en este lugar donde impera el viento y las neblinas, y que ayudará a la rehabilitación de Hilo. Por nuestra parte, seguimos con nuestros trabajos, y pasamos la mañana en el CALM cercano al lago Limnopolar. Hoy nos ha tocado medir de nuevo la profundidad de la capa activa en los pequeños sitios mini-CALM que hemos montado este año. También hemos puesto en marcha un pequeño experimento para controlar el movimiento del suelo por gelifluxión en una ladera cercana a la malla CALM: es un experimento de Miguel Ángel y esperamos que de buenos resultados. Lo comprobaremos el año que viene… a ver si es posible.


Experimento control del movimiento del suelo por gelifluxión.

   Después de comprobar que la pequeña pantalla que utilizamos para enfocar la cámara no nos funcionaba (lástima, ya que con la buena visibilidad podría haber quedado perfectamente enfocada), partimos a dar una pequeña vuelta de reconocimiento de la zona suroeste de la península para buscar muestras geológicas interesantes para los experimentos de Antonio. Tras recoger un par de rocas representativas en el camino, llegamos a la playa localizada al sur de Smellie Point. Caminando cerca de las olas y resistiéndonos a tomar un baño en este día tan soleado, fuimos encontrando restos de maderos, botellas, frascos, boyas y otros elementos procedentes de naufragios o quizá de antiguos campamentos. Del mismo modo, esqueletos de pingüinos, elefantes marinos, focas, petreles e incluso grandes huesos de ballena estaban varados en la arena poco afectados por los procesos de descomposición.

Una botella oxidada, parte de los restos que encontramos en la playa.

   Continuamos bordeando la costa hasta alcanzar una inmensa pingüinera de tres niveles, pasando entre elefantes y cuidando molestarles lo menos posible. Recorrimos de punta a punta la caleta repleta de polluelos ya muy crecidos, que alcanzaban a sus adultos en las típicas carreras que suelen hacer para entrenarles y darle la comida al más rápido. Al otro extremo escalamos una pequeña loma para avistar Devils Point, también repleta de elefantes marinos y otra fauna antártica. Tras contemplar las vistas, impresionantes en este día tan nítido, volvimos por la costa al campamento pasando por el sur de Sealers Hill. De camino pudimos contemplar las inmensas formaciones columnares de basalto que se encuentran en esa zona.

Hilo, nuestro guía de montaña, sobre un saliente que da a Devils Point, al SW de Byers.

   Ya en “casa”, una merienda a base de “bombas calóricas” calmó nuestra hambre feroz, en este día que no habíamos comido todavía tras el trabajo junto al lago Limnopolar y recogiendo muestras características de los suelos de la península Byers. El resto de la tarde consistió en descanso y algo de trabajo de gabinete, preparándonos para mañana, otro día más de duro trabajo que, según los pronósticos, continuará siendo meteorológicamente bueno en este espectacular rincón del mundo.

No hay comentarios: