Empezamos el día como de costumbre a las 7, 30h (más o menos, ya sabéis) para desayunar a las 8 como está establecido en la base. Como buen día de reyes, empezó nevando copiosamente, así que el desayuno fue más navideño de lo normal, gracias a las luces de colores que decoran el comedor. Pero aunque nos fuimos pronto a dormir, en nuestras botas no había esta mañana ningún regalo… (y eso que hemos sido buenos), debe ser cosa de que los camellos de los reyes magos no están adaptados a estos fríos… esto es más un clima de papá Noél y sus renos.
Así que el día iba a ser como cualquier otro: un día de trabajo con nuestros sensores y nuestras herramientas. Antonio hoy tenía día de servicio, es decir, ayudar en las tareas “del hogar” antártico (poner y quitar la mesa, ayudar un poco en la cocina, limpieza de los baños y las duchas… ), así que el trabajo se centro en empezar a recuperar datos y reemplazar sensores de las estaciones más próximas a la base. Mientras Antonio andaba atareado por la base, Miguel Ángel se dedicó a programar los sensores para, por la tarde, poder salir a instalarlos y recuperar datos del año anterior.
Pero la comida nos trajo una sorpresita. A los postres, Jordi Felipe (el jefe de la Base) apareció con un saco repleto de regalos para todos…. Resulta que los reyes magos (a sabiendas de que hacía mucho frío para los camellos) encargaron al BIO Las Palmas el traernos los regalos hasta estas latitudes. Así que entre risas y sorpresas todos abrimos nuestro regalito que, en esta situación, siempre hace mucha ilusión. Libros, música y libretas fueron algunos de los regalos que recibimos… y que comentábamos mientras que disfrutamos del magnífico roscón (un poco distinto de lo normal) que nos preparó Ramón, el cocinero, ¡con sorpresa buena y mala como manda la tradición!
No tuvimos mucho tiempo para disfrutar de los regalos y la sobremesa, porque después de comer salimos rápidamente a trabajar en las estaciones próximas a la base recogiendo y reponiendo sensores. Además, justo cuando más nevaba; pero el trabajo hay que hacerlo sí o sí, así que como ya estamos acostumbrados, no supuso ningún problema. Acabamos a tiempo de la siguiente actividad en la base, porque los médicos, Fernando e Irene, iban a continuar esa tarde con las clases de primeros auxilios que llevan impartiendo todas las semanas durante la campaña. Sin duda una tarde de reyes distinta pero entretenida en la Antártida mientras fuera seguía nevando copiosamente… Y por la noche, después de la cena, y en previsión de un fin de semana de mal tiempo, unos se dedicaron a ver películas en sus camas, otros en el salón, otros a jugar a juegos inventados, otros a darle a la electrónica, otros leyendo… en fín, cada uno divirtiéndose como pudo.
Por decisión del Jefe de Base y en concordancia a la nueva medida del Gobierno Español :-), el festivo de reyes se desplazó al día siguiente para juntarlo con el domingo. Este día era “libre” para la dotación, así que los horarios son bastante más flexibles; con desayuno y cena libre (así de paso el cocinero puede darse un merecido descanso). Las comillas vienen a que en la Antártida no hay demasiado tiempo para el ocio y debemos exprimir todo el tiempo que se está aquí, así como el mantenimiento de la base necesita de una atención constante. Pero eso no impidió que a muchos se les pegaran un poco más las sábanas o que esta noche se vaya a celebrar “noche de póquer” en el comedor. Mañana el “servicio” de la base, estará a cargo de Miguel Ángel. Os mantendremos informados de cómo se da ese próximo día de asueto y los siguientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario