BAE Juan Carlos I, Isla Livingston. 16 de Enero de 2013.
Hoy hemos dado por acabadas, para bien o para mal, nuestras actividades en el Monte Reina Sofía. Esta mañana hemos subido allí para comprobar que el cambio de la electrónica que hicimos hace un par de días ha funcionado y que todo vuelve a la normalidad...
Pero no. No ha habido suerte. Aunque el sensor de temperatura y humedad y el de flujo térmico del suelo funcionan, la cadena termométrica se resiste y no da datos válidos. No podemos decir aquello de "un nuevo éxito para el permafrost" con el que solemos concluir nuestras tareas por estas tierras. La instalación está bien hecha, pero no hay datos. Solventar esto requeriría de, al menos, una semana más, así que dado el escaso tiempo con el que contamos esta semana, no nos queda más remedio que dejarlo como está y ver si de repente (tal y como se estropeó) quiere volver a funcionar a lo largo del año... Y pensaremos en reponerla para el siguiente proyecto.
Por otro lado, estuvimos trabajando en el sondeo de 15 metros, instalando una nueva boca para el sondeo, de tal forma que sea completamente estanco, y con un triple sistema de cierre de seguridad (un bidón, una caja estanca, y un cierre estanco para la boca). Con esto esperamos que ya no entre agua en el sondeo nunca más y podamos estar tranquilos y seguir recuperando datos año tras año. Sólo nos queda la incertidumbre de si en los años venideros habrá cada vez más o menos nieve en este lugar.. sin duda un buen lugar para estudiar el llamado cambio climático.
Foto_54: La boca del sondeo de 15 metros listo para ser sellado.
Con estas tareas damos por concluídas nuestras actividades en el Monte Reina Sofía por esta campaña (y no sabemos hasta cuando más). Y el tiempo, que parece haberse dado cuenta, nos despide con un poco de sol y unas magníficas vistas, dejándonos entrever, a través de las nubes, los glaciares del monte Friesland, al otro lado del glaciar Hurd donde estamos nosotros. Curro y Arkaitz, otros de nuestros amigos montañeros de la base, suben a buscarnos en moto de nieve y cargar las palas y material que habíamos usado en estos días en el Sofía. Aprovechando la bajada, nos acercamos al monte Napier a disfrutar un poco más de las vistas de esta isla y sus glaciares. Sin duda una despedida espléndida de estos glaciares que retendremos durante mucho tiempo en nuestras retinas (y en todas la fotos que hemos aprovechado para hacer).
Foto_55: La superficie helada de la isla Livingston desde el Monte Napier.
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