Hoy es domingo festivo en la base que nos acoge en estos momentos, Juan Carlos I. Y hay que especificar, ya que esto no siempre es así, porque en la Antártida hay trabajos que no pueden esperar, y un domingo de buen tiempo tendría que ser sacrificado si hay trabajo que hacer. Pero hoy el tiempo no acompaña y nos permite parar un momento y hacer memoria de estos últimos días, aquí en isla Livingston.
La isla Livinston vista desde el BIO Hespérides a nuestra salida de Isla Decepción.
Nada más salir de la Isla Decepción, el tiempo magnífico nos permitió hacer un viaje tranquilo con espectaculares vistas de la isla Livingston, de icebergs, pinguinos, y hasta orcas... Al final de la tarde llegamos a la BAE JCI, donde, tras desembarcar el material, dejamos el buque para iniciar nuestra segunda fase de campaña. En la playa saludamos a nuestros colegas y a la dotación de la base. Como las operaciones de desembarco acabaron tarde, nos tomamos un vaso de leche y nos fuimos a dormir, pues al día siguiente queríamos empezar a trabajar cuando antes, subiendo al Monte Reina Sofía.
A la mañana siguiente, y sin perder tiempo subimos a nuestro sitio favorito de la zona, el monte Reina Sofía. La razón, si ya el año pasado encontramos el sondeo de 15 m que allí se encuentra muy cubierto de nieve, este año podría ser incluso peor, visto lo visto en isla Decepción. Todo el camino estaba cubierto de amplios y profundos neveros, lo que no era muy buena señal. Tanto es así que hasta hace dos días se podía subir en moto de nieve directamente desde la base. Nos ponemos en marcha, equipados con raquetas de nieve para poder caminar con más facilitad con tanta nieve, aunque no sabemos hasta qué punto facilitan o dificultan la tarea al no estar acostumbrados a ellas.
Una vez arriba, nuestros peores temores se confirman. Bajo un uniforme manto de nieve debería estar el sondeo... Menos mal que previsores habíamos enterrado un "Recco", un dispositivo de salvamento para casos de aludes, en la tapa del sondeo. Al rato de cavar y guiados por los sonidos del dispositivo que nos guía, logramos dar con la perforación. El entrenamiento de palear nieve en isla Decepción ha servido de algo y con ayuda de Clara, la joven médico de la Base, e Iñaki (nuestro viejo amigo y montañero experimentado), damos con el mismísimo tesoro. Pero se encontraba bajo más de 50 cm de hielo y más de 1 metro de nieve. Aunque hemos picado y derretido parte del hielo con una sonda de vapor, no queremos arriesgarnos a abrirlo todavía, ya que podría inundarse, y las prisas nunca son buenas consejeras.
Clara, la médico de la base ayudándonos a sacar del hielo el sondeo de 15 metros.
Por fín, aparece la instalación que dejamos el año pasado... pero el sondeo está aún 50 cm más abajo enterrado en el hielo.
Algo más arriba, en el sondeo de 25 metros, al descargar los datos de esta sonda automática, ¡varios sensores no estaban leyendo! Analizando los datos en la base vemos que el 20 de Abril sucedió algo extraño, e inesperadamente los sensores cesaron sus mediciones de forma completamente repentina. De momento la lluvia amenaza, y no podemos arriesgarnos a abrir electrónica con tanta humedad, podría romper nuestros repuestos, y entonces si estaríamos en un aprieto. Esperemos que el tiempo mejore pronto, ya que nos vamos en poco menos de una semana y no podemos más que especular con lo que aquí puede estar sucediendo.
Mientras tanto, estamos realizando el remplazo del resto de estaciones distribuidas por la península, incluyendo el nivómetros, la placa de temperatura del suelo y un pequeño sondeo en el monte Reina Sofía (todo queda pequeño comparado con el sondeo de 25 metros que está dando problemas). Con suerte, y si el tiempo lo permite, mañana o pasado podremos hacer las pruebas con el sondeo estropeado, ¡Cruzad los dedos!
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