Nuestra tarea de hoy es reconocer otra de las zonas de nuestro estudio, recientemente incorporada: Cerro Caliente. El año pasado, nuestros compañeros del Centro de Astrobiología (CAB) realizaron una serie de perforaciones para el estudio de la comunidad microbiana de extremófilos que habitan bajo el suelo de esta zona protegida. Aquí, vapores sulfurosos provenientes del interior de la tierra emanan en pequeñas fumarolas, y ya con tan solo poner una mano sobre la superficie de la tierra se puede sentir el calor, que contrasta con el frío de la superficie en este día nublado.
Los sondeos entubados en Cerro Caliente.
Como decíamos, aprovechamos las perforaciones de nuestros compañeros para establecer cuatro nuevos sondeos en los que monitorizar sus temperaturas a lo largo del año. Si bien estos son bastante someros (de menos de un metro), y la anomalía térmica hace que el permafrost no se extienda a esta zona; por lo que seguramente no mantengamos estas nuevas localizaciones durante mucho más tiempo. Será algo a decidir una vez analizados los datos.
De camino, nos encontramos con restos de un depósito semienterrado en la playa. Al fondo, una baliza de señalización marina.
A la vuelta, tras volver a cruzar un ancho canal de deshielo que cruza nuestro camino por la costa, nos pasamos por la base Argentina. Allí nos recibe el comandante de la base, Alice y Gabriel, así como otros miembros de la dotación. Esta base es bastante diferente de la española, hecha de madera y mucho más amplia; pero desgraciadamente el invierno no la ha tratado nada bien, y se ha visto anegada de nieve, incluyendo la sala de motores. Por lo tanto no cuentan ni con energía ni con agua corriente. Después de la breve visita, pasamos la tarde ayudando en las tareas de apertura de base a petición del jefe de base.
El interior de la Base Decepción, nuestra base vecina argentina.
Aunque nuestro plan era pasar la tarde poniendo a punto la cadena termométrica que instalaremos en unos días, así como empezar a preparar el resto de los sensores, el jefe de la base nos ha convocado para que ayudemos a seguir poniendo las cosas a punto. De esta forma, quedamos encargados de retirar nieve dada nuestra amplia experiencia en este campo. Tras varias incidencias con la máquina quitanieves y ayudar en otras tareas, más enfocadas al porte y orden de los víveres y material, pasamos un rato distendido, bajando en el trineo que usábamos para desplazar la carga por las laderas nevadas cerca de la base. Una buena manera de acabar un día completo y extenuante.
Transportando bidones mediante trineos.
Algunos científicos bajando en trineo por las cercanías de la base antes de transportar más material.
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