Continuamos la campaña, después de haber dedicado varios días de duro trabajo intentando poner en marcha la cadena termométrica. ahora, habiendo acabado prácticamente la totalidad de nuestras tareas en esta isla, hemos decidido acompañar a los técnicos de montaña y a un científico, Raúl, a subir al monte Charrúa, en las proximidades de la base. Raúl es un ingeniero de telecomunicaciones que desarrolla un sistema de comunicación a larga distancia a través de la ionosfera para la Universidad de La Salle. Necesita tomar ciertas medidas en relieves destacados de la zona para tener datos sobre las variaciones y anomalías que surgen en esta parte de la atmóstera. Una de estas medidas se toman en el Charrúa, un relieve de 333 m, que se sitúa sobre el glaciar Johnsons. Este punto es además uno de los más importantes ya que por su altura y orientación se transmite más fácilmente a España.
Vista de la Cresta del Charrúa desde la playa del embarcadero del Johnsons.
Para comenzar la ascensión llegamos a la base de esta cresta en zodiac acompañados por Julio (el encargado de naútica) y Juan (el doctor de la base), que esperaron pacientemente durante nuestra incursión. Una vez alcanzada la costa, David (técnico de montaña), Raúl y nosotros, comenzamos la ascensión por algunos neveros y la morrena del glaciar. Algunos metros más arriba, la ascensión se torna más vertical, tanto que prácticamente tuvimos que escalar por las paredes de rocas que se iban desprendiendo a nuestro paso. Tras los últimos esfuerzos conseguimos alcanzar una plataforma, cercana a la cumbre, que es donde Raúl toma las medidas que necesita. La cumbre de esta cresta está formada por por tres picos bastante equiparados en altura, siendo muy característico el central por su forma de diente. Además de comprobar que en la plataforma se encontraban algunas formas periglaciares interesantes, indicios de que pudiera encontrarse permafrost bajo la misma, pudimos tomar fotos de las impresionantes vistas. Desde la plataforma se alcanza a ver Caleta Española y parte de la base Juan Carlos I, así como el glaciar Hurd, el monte Reina Sofía y nuestra base vecina, la base búlgara.
David (izquierda) y Raúl (derecha) ascendiendo a la plataforma del Charrúa. Al fondo se aprecia Caleta Española, donde se encuentra la BAE Juan Carlos I.
Aunque nos costó lo nuestro subir y bajar por estas peligrosas laderas, la verdad es que la visita mereció la pena. Tal vez en el futuro merezca la pena instalar algunos instrumentos allí, pero, sin duda, volver a subir sería una excursión expectacular.
Esta visita tuvo otra parte interesante,que fue la de navegar por un mar lleno de brash (pequeños icebergs cubriendo gran parte de la superficie del mar). Enfundados en nuestros trajes de supervivencia (comunmente conocidos como los "teletubbies") y armados de los remos, ayudamos a ir apartando trozos de hielo que puedieran dañar a la barca y su motor. Este duro esfuerzo tuvo su recompensa al final del corto trayecto, ya que aprovechamos que teníamos los trajes puestos para tumbarnos a flotar con ellos en el mar y hacernos algunas fotos con los icebergs más grandes que quedaron varados en la costa.
Miguel Ángel y Antonio arriesgando su integridad física, apartando los pequeños icebergs de la trayectoria de la zodiac.
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