Hoy es buen día para pasear y terminar algunas de las experiencias. Uno de los investigadores del equipo relata su particular paseo con aventura skua incluida:
“Me acerco a un collado donde estuve unos días atrás con mi compañera y le comentaba: Los pajarracos esos - señalando a unas skuas supergordodas- el año pasado no dejaban de incordiar, debe ser que se han acostumbrado a nuestra presencia”…¡las narices!...ahora, podríamos decir a ciencia cierta, que el periodo de puesta de huevos de la skua empieza el día 31 por la tarde”.
“Corono un pequeño pico y veo como una skua pequeña comienza un cacareo estridente…es de esa clase de alarmas de coche que suenan tras un descuido y no sabes donde meterte…y de lejos veo al otro miembro de la pareja, que viene a explicármelo…me sobrevuela, pierde altura y gana velocidad… ¡madre mía! ¡lo que se acerca!…es enorme… ¡Ahhhh! ¡Qué susto! me ha pasado a medio metro… ¡Nooo! el otro se ha confiado y también cae, con más confianza pasa aún más cerca…de nuevo el primero…pero el diablo sabe más por viejo que por diablo y el año pasado aprendí el truquito…levanté mi palo con un montón de termómetros y empecé a hacer ruidos…parecía un aborigen antártico termométrico… a la hembra la asusté y el macho parecía todavía más amenazante. Pero seguían rondándome, sin acercarse tanto…al final huí del pico y acabó la amenaza, ¡por los pelos!”.
“Me acerco a un collado donde estuve unos días atrás con mi compañera y le comentaba: Los pajarracos esos - señalando a unas skuas supergordodas- el año pasado no dejaban de incordiar, debe ser que se han acostumbrado a nuestra presencia”…¡las narices!...ahora, podríamos decir a ciencia cierta, que el periodo de puesta de huevos de la skua empieza el día 31 por la tarde”.
“Corono un pequeño pico y veo como una skua pequeña comienza un cacareo estridente…es de esa clase de alarmas de coche que suenan tras un descuido y no sabes donde meterte…y de lejos veo al otro miembro de la pareja, que viene a explicármelo…me sobrevuela, pierde altura y gana velocidad… ¡madre mía! ¡lo que se acerca!…es enorme… ¡Ahhhh! ¡Qué susto! me ha pasado a medio metro… ¡Nooo! el otro se ha confiado y también cae, con más confianza pasa aún más cerca…de nuevo el primero…pero el diablo sabe más por viejo que por diablo y el año pasado aprendí el truquito…levanté mi palo con un montón de termómetros y empecé a hacer ruidos…parecía un aborigen antártico termométrico… a la hembra la asusté y el macho parecía todavía más amenazante. Pero seguían rondándome, sin acercarse tanto…al final huí del pico y acabó la amenaza, ¡por los pelos!”.
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