
En la Juan Carlos I se brindó con cava, se entregaron regalos que un Papá Noel argentino hizo llegar al Sur, y se hicieron largas colas al teléfono para escuchar y ser escuchados con la particular voz nasal y metálica que el teléfono de la base da. Sus vecinos búlgaros cenaron con ellos, compartiendo cava, risas, cantos ("Clavelitos", Himno de ambas bases) y regalos.
Mientras en la base Gabriel de Castilla se degustaron dos suculentos platos de marisco y cordero. Así como también se encontró tiempo para decorar la base con el clásico belén y se hizo un muñeco de nieve.



El espíritu de la navidad también se vive en la Antártida, pese a la nieve y el frío.