Continuamos nuestro entrenamiento en Ushuaia visitando la laguna Esmeralda, donde nos enfrentamos con zonas de turberas donde avanzar unos pocos metros sin hundirse en el agua y las arenas movedizas era sin duda realmente complicado. Sin duda el mejor entrenamiento para cuando debamos movernos por la zona de la península Byers. El día 3 hacemos una última excursión a las montañas que circundan Ushuaia: el Cerro del Medio y la laguna Margot, donde al final nos enfrentamos a los fuertes vientos de la zona.
Tras estos días de entrenamiento, el día 4 a media mañana zarpamos rumbo a Puerto William donde embarcamos en el BIO Hespérides junto con otras 28 personas entre científicos, técnicos y el remplazo de la base búlgara que serán nuestros compañeros de base y cenas los próximos 15 días, rumbo a las Shetland del Sur cruzando el Canal del Beagle antes de salir a mar abierto para cruzar el temido Paso del Drake.
BIO Hespérides fondeado frente a Puerto Williams, Chile, listo para partir con todos los investigadores hacia la Antártida.
A pesar de las incomodidades por estar tantas personas embarcadas en el buque, y gracias al buen hacer y amabilidad de toda la tripulación (desde el comandante y el segundo hasta los cocineros) y la dotación de científicos, hicieron un poco más llevaderas las largas horas de travesía en un mar a veces revuelto que complicó un poco el viaje a más de uno. Pero el día de reyes nos trajo un buen regalo, las Shetland del Sur a la vista! De nuevo a la vista nuestro ansiado destino, los glaciares cayendo al mar, los gélidos vientos, los delfines saltando junto al barco, las ballenas resoplando en el mar, y una legión de icebergs en nuestro camino. Al final del día desembarcamos en la Península Hurd de la Isla Livingston, para comenzar nuestro trabajo en el entorno de la base Antártica española Juan Carlos I.
El día 7, comenzamos nuestra labor con una exploración inicial de todas nuestras estaciones de medida, y aunque con un pequeño desperfecto producido por los fuertes vientos del invierno, todos los mástiles parecen haber sobrevivido al invierno. Y la gran cantidad de nieve que aún persiste en la zona a estas alturas del verano austral es señal de que el invierno ha sido especialmente duro. Tras la primera comida en la base nos mudamos a la base búlgara, donde nos han reservado un módulo al que han llamado Casa España.
Juanjo Blanco en la puerta del módulo de dormitorios “Casa España”, en la Base Antártica Búlgara, donde nos alojamos los miembros de nuestro equipo y parte de nuestros colegas portugueses.
Las obras de remodelación de la BAE Juan Carlos I y el progresivo desmantelamiento de las instalaciones está haciendo complicada la estancia en la base española, por lo que durante nuestra estancia en la zona viviremos en la base búlgara. Pero la gran amabilidad de todos los que en ella viven y trabajan nos hace sentirnos casi como en casa. Y para celebrar nuestra estancia en la base, nos brindan una cena especial regada con la famosa “raquia” búlgara (una especia de aguaardiente) y amenizada con canciones populares. Sin duda son una gente entrañable con gran cariño por los españoles.
Base Antártica Búlgara en península Hurd, isla Livingston, donde nos acogen mientras continúan las obras de remodelación en la BAE Juan Carlos I.
El día 8, nuestro primer día de trabajo real en la zona nos depara un poco de todo. Por un lado no conseguimos localizar la ubicación de uno de los sondeos cerca de la cima del monte Reina Sofía, porque debido a la gran cantidad de nieve, parte de la zona ha quedado oculta bajo la nieve y el hielo, y ni con las fotos de la zona ni las coordenadas GPS conseguimos localizarlo. Lo seguiremos intentando, Por otra parte, recuperamos ya los datos de todo el año 2009 del sondeo de 25 metros de la cima del monte Reina Sofía. A la bajada instalamos ya el nuevo emplazamiento de nuestros sensores en las cercanías del refugio de montaña de la base española. Tras recuperar fuerzas con los suculentos platos que prepara nuestro cocinero Ramón, continuamos la tarde intentando recuperar algunos sensores de las cercanías de la base española, pero se encuentran enterrados bajo más de 30 cm de hielo y nieve… recuperamos algunos y el resto tenemos que dejarlos hasta que el hielo desaparezca parcialmente. Los próximos días nos espera un tiempo un poco malo (al contrario del tiempo espléndido y soleado que nos ha recibido en la zona), en el que tenemos que recuperar e instalar numerosos sensores. Pero ya continuaremos informando sobre cómo avanzan nuestros trabajos más adelante…