lunes, 9 de enero de 2012

Continuamos el trabajo

   Este domingo, ha sido el segundo día de descanso para la dotación. Esto no es muy habitual, puesto que en la Antártida hay mucho trabajo y solo hay un día de descanso por semana, y los científicos, por el poco tiempo que pasamos aquí ni eso. En los días “libres” la actividad suele reducirse a lo imprescindible y se organizan excursiones a sitios cercanos a la base si el tiempo acompaña. Miguel Ángel tuvo día de servicio, con lo que tampoco pudo descansar demasiado. Sin embargo, Antonio pudo aprovechar para unirse al grupo que salía ese día al pico McGregor, uno de los más altos a los que se pueden acceder desde la base. En el último momento uno de los guías de montaña de la dotación, Iñaki, no pudo acudir por temas médicos (con lo que uno de los dos doctores del 091 que hay actualmente en la Base se tuvo que quedar con él). En conclusión los planes se cambiaron a una excursión… ¡a la cima del Monte Reina Sofía! A Antonio, con toda la equipación y preparado para salir, no le quedo otra opción que hacer la visita turística a uno de los principales sitios de trabajo de este proyecto.



Foto de grupo de expedicionarios al Monte Reina Sofía. De Izda. a dcha., Irene la médico, Alberto el informático, Raúl de la Salle, José Vicente de la AEMET, Hilo de montaña y Antonio de Permaplanet.

   Antes de llegar a la cima del Monte Reina Sofía, dimos un rodeo en moto de nieve para acercarnos a la EMA, una estación meteorológica del AEMET localizada sobre el glaciar, donde el meteorólogo José Vicente tenía que hacer algunos ajustes. Tras alcanzar la cima, Antonio revisó las experiencias del proyecto, encontrando el agujero del glaciar de nuevo casi cubierto completamente.


El mástil de la experiencia Glaciar, volcado dentro del agujero que excavamos días atrás y ahora de nuevo cubierto de nieve y hielo.

   Para el lunes, el trabajo vuelve al ritmo frenético habitual y ambos integrantes del equipo subimos a las experiencias del Sofía y el Glaciar cercano para ponerlas a punto. Tras volver a palear la nieve que había rellenado el agujero del glaciar y picar hielo durante un buen rato, pudimos acceder a la perforación de 15 metros repleta de sensores que nos permiten monitorear el permafrost en este punto. Todo esto con un temporal importante, con ráfagas de viento que, de no ser por encontrarnos resguardados en el hoyo, habríamos salido volando. Este día tuvimos que desmantelar la estación que instalamos el año pasado para una de las sondas que tantos problemas nos dieron. Fue una pena deshacer este trabajo, pero al estar el mástil completamente roto, y nos disponer este año de las sondas, decidimos que era mejor desmantelar la estación a la espera de tener toda la instrumentación lista y más tiempo para poder hacer las reparaciones cuando las condiciones sean más apropiadas. Acabado el trabajo volvimos a la base con muchísimo frío debido al viento y por haber estado trabajando sobre la nieve muchas horas, y casi sin sentir las extremidades, después de un día de trabajo duro y bien hecho.



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